1. CONTEXTUALIZACIÓN.
El fragmento pertenece a la obra “El retrato oval”, relato corto del
autor Edgar Allan Poe, recordado por sus cuentos de terror. Pertenece a la
corriente de la novela realista del siglo XIX, pero a causa de su combinación
de lo inexplicable, propio del Romanticismo y la lógica racional propia de los
nuevos tiempos realistas, no hay un acuerdo en incluirlo íntegramente en
ninguna de las dos corrientes. Se le considera un renovador de la novela
gótica. El relato (publicado en 1842) se
trata de un cuento de terror, género con el que Poe intentó satisfacer los
gustos de la época.
La
historia que se narra es la de un viajero que llega con su criado a un castillo
abandonado y deciden pasar allí la noche. En el cuarto escogido para descansar,
hay una cama sobre la que reposa un ejemplar que explica cada obra de arte
presente en las paredes de la habitación. EL viajero, al mover el candelabro,
descubre un retrato oval de una mujer de extrema belleza que le quita el
aliento. Al leer la narración que el libro cuenta sobre la pintura, descubre
que es la esposa de un pintor que habitaba en el mismo castillo, tan
obsesionado con retratar a su compañera, que a cada pincelada que daba, le
quitaba un poco de vida a ella, por lo que al acabar el cuadro, su mujer murió.
Este fragmento se sitúa en el principio de la historia enmarcada, la del pintor que hace languidecer a su esposa mientras la retrata. Supone una descripción de la muchacha, de su marido el pintor y de la relación entre ambos, marcada por la obsesión del artista.
2.- TEMA
En el cuento
el motivo principal es el retrato, en torno al cual se desarrollan dos temas
principales: El del doble (como William
Wilson), puesto que la mujer pintada parece tener una vida que absorbe la
de la mujer real; y el tema del vampirismo, entendido como la succión de la
existencia de la mujer por el pintor del cuadro.
Un tema secundario es la falta de
comunicación entre los esposos, que se interpreta de dos maneras diferentes.
Por una parte, el desenlace fatal puede entenderse como un hecho sobrenatural,
y por otro, como consecuencia del infortunio de la joven al carecer de la
atención del marido. Su desgaste corresponde a su virtud, ella lo ama a pesar
de que le hace sufrir, puesto que posar para él es todo un sacrificio, ya que
acaba muerta por complacerle en el retrato de su belleza.
3.- ASPECTOS FORMALES.
En
cuanto a los rasgos formales, en el relato hay dos acciones y dos narradores:
en la historia que enmarca la principal, el narrador es el viajero (en 3ª
persona), cuyo nombre se desconoce; el espacio en el que se desarrolla es una
mansión o un castillo abandonado, que aporta misterio a la acción; el tiempo es
lineal, transcurre media tarde y una noche, y los personajes son el viajero y
su criado. Por su parte, en la historia del retrato, momento al que pertenece
el texto que estamos analizando, el narrador no es protagonista, sino
omnisciente; el espacio es la misma mansión, pero el tiempo pertenece a un flash-back respecto a la acción real. También hay dos personajes: el
pintor y su esposa.
Respecto
a los rasgos lingüísticos, destacan, sobre todo, las bimembraciones: estudioso y austero (lín.2), luz y sonrisas (lín.3), la salud y los encantos (lín.11), vivo y ardiente (lín.13), débil y desanimada (lín.15). Presenta
también algún paralelismo como experimentaba
un vivo y ardiente placer en su tarea, y trabajaba noche y día… (lín.13), y
pequeñas antítesis tales como amándolo
todo, no odiando… (lín.4).
En cuanto a la adjetivación, es muy abundante, como ya
hemos visto en las geminaciones, aunque también está presente fuera de ellas, y
que hacen referencia mayoritariamente a la mujer retratada: peregrina belleza, graciosa, amable (lín.1),
rarísima belleza, luz, sonrisas (lín.3),
humilde y sumisa (lín.7), etc. Posee
asimismo, expresiones que encauzan el final de la historia hacia lo trágico,
terrorífico, propio de la novela gótica:
[…] que en mala hora amó al pintor y se desposó con él. (lín1);
señales del paso del tiempo son […] y
sentose paciente, durante largas semanas… (lín.7), avanzaba de hora en hora, de día en día (lín.9), y trabajaba noche y día (lín.13). El fragmento concluye con una oración que recoge
todo el tema del relato en sí mismo: y no
podía ver que los colores que extendía sobre el lienzo borrábanse de las
mejillas de la que tenía sentada a su lado.
Cecilia Rubio
tengo mañana examen tipo PAU sobre este cuento, tienes algún fragmento mas?? me ayudaría bastante...
ResponderEliminarMe parece que llego tarde, pero, en cualquier caso, lo que tengo es lo que ves. En las entradas anteriores y posteriores del blog hay algunos otros comentarios de Poe, pero supongo que ya los habrás visto.
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